Era 12
de febrero y faltaban dos días para San Valentín, Nicolás Zalquin salía hace cuatro
años con Lucia Romero. Nunca hubo problemas entre ellos, se querían mucho, habrán
tenido dos o tres discusiones que no vienen al caso, eran discusiones menores
que no afectaron en nada a la relación.
Ese
día después de comer Lucia le hizo una propuesta a Nicolás, estaba muy segura
que eso le iba a demostrar cuanto amor es el que él siente por ella.
La
propuesta fue así:
Lucia: -Quiero
que me demuestres en San Valentín que me queres de verdad.-
Nico: -Pero
yo te quiero de verdad Luli, ¿Queres que ese día invite a comer?-
Lucia: -No.-
Nico:
-¿Queres que te regale un peluche?-
Lucia: -No me
gustan.-
Nico: -¿Y
entonces? ¿Qué te gustaría?-
Lucia:
-Quiero que me escribas una carta.-
Nico: -¿Una
carta? ¿No es medio vago y cursi eso?-
Lucia: -No lo
es para mí, ¿alguna vez te sentaste a escribir una carta? No es tan fácil, no
es solo escribir un par de oraciones, siento que aquel que puede demostrar el
cariño y el amor que siente por alguien a través de las palabras, está hablando
en serio. Demostrámelo.-
Nico: -Bueno,
lo voy a intentar- Dijo y sonriendo le dio un abrazo.
Al día
siguiente Nico se olvido por completo que tenía que escribir la carta, cuando
ya era casi de noche recordó el pequeño gesto que tenía que hacer por Lucia y asustado
por el poco tiempo que tenia corrió a buscar las cosas que necesitaba.
No le salía
una palabra, él recordó que Luli le había dicho que era difícil, pero nunca creyó
que iba a ser para tanto. Estaba sentado en el escritorio y mientras se
agarraba la cabeza miraba seriamente la hoja en blanco.
Su cabeza
renegaba, las palabras no aparecían y el tiempo se pasaba tan rápido que parecía a propósito. Muy frustrado
y ya sin más minutos disponibles, soltó el lápiz y se fue a buscar una segunda
opción.
Ya era San
Valentín y mientras iba de camino a lo de Luli paso por un negocio y compro el
chocolate más grande que vio. Sabía que no iba a servir de mucho, se sentía muy
mal por no haber escrito la carta. Caminaba y pensaba que ella no lo iba a
querer ver más, le había fallado. No la quería perder.
Una vez en la
puerta de su amada cerró los ojos, tomo mucho aire y lo dejo salir despacio. Le
mando un mensaje diciendo que estaba afuera y sin hacerlo esperar ella lo
atendió.
-¡Feliz San
Valentín!- dijo Nico.
-¡Igualmente
para vos mi amor! Te tengo un lindo regalo.- Respondió Luli.
-Yo también
tengo algo para vos, pero primero quiero ver el tuyo.- dijo él.
-No, primero
el tuyo- dijo ella.
-Es que no se
si te va a gustar- Respondió.
-Prometo que
me va a gustar muchísimo- Dijo Luli mientras se reía.
-Bueno está
bien- Respondió mientras le entregaba el súper chocolate que le había comprado.
-¡Ay! ¡Me
gusta muchísimo! ¡Muchas gracias!- respondió ella.
En ese
momento Nico se la quedo mirando y su mente no entendía nada, hasta ese momento
no había aparecido el tema de la carta. Tratando de evitar que ella no se
acuerde de eso y para matar el silencio dijo:
-Me alegro
mucho que te haya gustado, me vas a tener que dar un poco eh, no te lo vas a
terminar sola- reía.
-¡Ni loca, es
todo para mí!- Le respondió ella y le dio un abrazo.
-Ahora quiero
ver tu regalo- Dijo Nico.
-Bueno dale,
espero que lo aproveches- Dijo Luli.
Curioso e
impaciente por saber cuál es el misterioso regalo, él la miraba fijamente y
ella le puso una mano en el hombro.
-Te voy a
regalar 24 horas.- Dijo ella. –Se que no escribiste la carta y no quiero saber
el porqué, pero yo se que vos podes, quiero que hagas que mi San Valentín no
sea igual a la de todas las demás, demostrame que sos único y que puedo confiar
en vos, por favor.-
Si ya se
sentía mal antes, ahora se sentía peor, a Nico no le salían las palabras, la
abrazo, estuvieron un rato mas juntos y se fue hasta su casa a dormir.
Ocho y media
sonó el despertador, Nicolás quería aprovechar todo el tiempo que le quedaba,
volvió a sentarse en el escritorio y su cabeza volvió a nublarse, no podía
solo, necesitaba que algo o alguien lo ayudara. Busco libros de amor,
tutoriales en internet, escucho canciones y nada le servía para poder escribir
su carta.
Eran las
cuatro y media de la tarde y Nico necesitaba relajar un poco la mente, salir
del encierro de la habitación, por lo que salió por un rato a la vereda y se sentó
sobre el cordón de la calle.
Mientras el sol le daba de lleno en la cara
vio que en la vereda del frente estaban sentados sus vecinos, Don Coco y
Margarita, una pareja de ancianos, y sin saber que tenía que preguntar, fue con
ellos en busca de respuestas.
Saludando con
a mano los miro a los dos y les pregunto:
-¡Buenas
tardes Don Coco! ¡Buenas tardes Margarita! ¿Les puedo preguntar algo? ¿Hace
cuanto que están juntos?-
-Hace 46 años
que estamos juntos, ¡y los años que nos quedan!- Dijo Don Coco mientras largaba
una carcajada. Margarita lo miro mientras sonreía y apoyo su mano encima de la
mano de él.
-¡Muchas
gracias! ¡De verdad!- Dijo Nico con mucha felicidad y corrió hasta su casa.
Ahora sí, era
el momento, las palabras caían como una catarata en la cabeza de Nico, se sentó
en escritorio, tomo su lápiz y empezó a escribir.
Después de
varias horas y de varios borradores sintió que la carta estaba lista, que ya no
podía poner nada más, había puesto todo lo que sentía y que era lo que Lucia
esperaba. Sin perder tiempo le mando un mensaje a ella diciendo que estaba
yendo para su casa.
Una vez en la
puerta toco timbre, ella salió afuera y sin dejar que lo salude la miro y le
empezó a leer su escritura, el pedido de ella, la difícil y complicada carta.
“Quise escribir una carta y lo único que me salió fue
esto:
“Feliz San Valentín, te
quiero, sos lo más lindo que me paso, perdón si alguna vez te hice mal, sos la
mejor y más hermosa de todas las personas”
Si, muy pobre. No me sale eso de escribir poemas, ni
tampoco eso de transformar un sentimiento en palabras, fueron muchos
borradores, muchas ideas vagas, imagínate que tan difícil es para mí que empecé
diciendo:
“Feliz San Valentín”
Pero en ese momento me di cuenta que no te amo solo en
San Valentín, sino te que te amo y te voy a amar todos los días, todas las
semanas y todos los años, un día no me alcanza para demostrarte nada. Me gustaría
que los días no duraran solo 24 horas, que duraran mucho más, así podría darte
todo el amor que tengo para regalarte.
Seguí con la frase:
“te quiero.”
Y no solo me alcanzaba con decir “te quiero”, sino que
también tenía que escribir que te quiero mucho, que te quiero muchísimo, que te
quiero hoy, que te voy a querer mucho mas mañana y que te voy a querer para siempre.
Después puse:
“Sos lo más lindo que me
paso”
Y no, no sos lo más lindo que me paso, sino que sos lo
más lindo que me paso, que me está pasando y que me va a pasar siempre. Es obvio
que nadie más va a sentir algo así jamás, porque vos sos lo mejor que le paso
al mundo, a la vida, a todo. Cada vez que te pienso te amo cada vez mas y yo te
pienso siempre.
Y con culpa puse:
“perdón si alguna vez te
hice mal”
Y la frase es muy pobre, no hay frase que describa lo estúpido
y totalmente inconsciente que soy a veces, no me doy cuenta que te hago sentir
mal, que te puedo perder, y seguramente es por estupideces sin sentido, tengo
que entender que tengo tu corazón en las manos y lo tengo que cuidar como si
fuera mi propio corazón, si se lastima, no tiene cura.
Termine poniendo que:
“sos la mejor y más hermosa
de todas las personas”
Al principio me dio gracia poner “de todas las
personas”, es que no hay más personas iguales a vos, no hay nadie con la que se
te pueda comparar, sos única, irrepetible e increíblemente genial.
Y la palabra “hermosa” no me alcanza, se queda corta,
no podría decirte qué me gusta más, si tus ojos o tu sonrisa, pero sé que
siempre que te mire a los ojos me vas a regalar una.
Tampoco puedo decir si me gusta más tu pelo o tus
manos, pero sé que son igual de suaves.
Ni hablemos de decidir si me gustan más tus labios o
tu voz, pero siempre que me des un beso o que te escuche hablar, sabré que son
igual de dulces.
En fin, era tanto que no sabía cómo poner todo, como
demostrarte todo mi cariño y amor, por eso escribí esta carta, para decirte que
de ahora en adelante quiero vivir siempre a tu lado, que cada vez que tome tu
mano le pueda dar un sentido a mi vida, en fin,
TE QUIERO.
Nico Zalquin.”
Finalizada la
lectura de la carta, Nico se arrodillo y sacando un anillo la miro a Lucia y le
dijo:
-Por ahí no soy el mejor poeta, pero quisiera
demostrar, escribir y vivir el resto de mis días junto a vos, Luli, ¿Te casarías
conmigo?-
Lucia comenzó
a llorar, llena de felicidad y casi sin voz lo tomo de las manos a Nico y dijo:
-¡Sí! ¡Prueba de amor
superada!-
Fin.
Santi Diaz